
EL ESPíRITU DE LOS EQUIPOS DE NUESTRA SEÑORA
"VEN Y SÍGUEME"
Jesús dirige este llamada a cada bautizado, invitándolo a abrirse cada vez más a su amor y a ser su testigo. Esta llamada, Jesús también la dirige a la pareja cristiana. Los esposos son llamados a encontrar a Dios en el corazón de su amor conyugal. Así, el amor humano se convierte en imagen del amor divino.
EL CARISMA DE LOS EQUIPOS DE NUESTRA SEÑORA
El carisma es un don específico de Dios que debe ser utilizado para el bien común. Este don gratuito es especial y forma parte de la personalidad de aquel que lo posee. Los Equipos de Nuestra Señora han sido fruto de una inspiración del Espíritu Santo dada a la Iglesia para una función específica, en un momento determinado de su historia. Solamente por esto, se comprende su gran desarrollo, su expansión en muchos países de los cinco continentes y la influencia determinante ejercida en la vida de las parejas, en la pastoral de la Iglesia y en la vida de la sociedad.
El Movimiento de los Equipos de Nuestra Señora es un carisma para la Iglesia, en la medida en que ha sido de gran importancia para el descubrimiento del valor del Sacramento del Matrimonio que es camino de amor, de felicidad y de santidad. Además, los Equipos de Nuestra Señora tienen un carisma propio, el de la espiritualidad conyugal, con una fuerte orientación que conduce a la pareja a vivir, día a día, según la voluntad de Dios, es decir, según los valores del Evangelio. Los Equipos de Nuestra Señora, Movimiento de “espiritualidad conyugal”, son considerados como un don de Dios para todas las parejas que pertenecen a él.
La espiritualidad conyugal:
Según el Padre Caffarel “la espiritualidad conyugal es el arte de vivir en el matrimonio el ideal evangélico que Jesús propuso a todos sus discípulos”. En el matrimonio cristiano, la vida de la pareja lleva la marca del sacramento, signo profundo del compromiso recíproco de los esposos y signo de la gracia de Dios. El amor conyugal encuentra su fuente en el amor de Dios. En el centro de estos dos amores nace la espiritualidad conyugal. “En el origen de la espiritualidad conyugal, hay una llamada de Cristo. Nuestra vocación de pareja es caminar juntos hacia Cristo, el uno y el otro, el uno con el otro, el uno por el otro” P. Caffarel.
El amor divino se expresa a través del amor humano cuando la vida diaria de los esposos, cada uno en relación con el otro, se encuentra plena de atención y cuidado, de fidelidad absoluta, de comprensión y respeto mutuo, de armonía de corazón y de espíritu. Cuando las actividades más simples están impregnadas de amor, el Señor está allí en el corazón de la pareja; la espiritualidad es entonces una realidad vivida. La pareja casada desea vivir esta espiritualidad día a día. Sin embargo, algunas veces puede resultar difícil vivir de acuerdo con esta exigencia del amor. Se cometen errores, se causan heridas, pero de todas maneras es necesario continuar y volverse siempre el uno hacia el otro. Es precisamente en esos momentos cuando se encuentra a Jesús.
“Existe una espiritualidad conyugal que orienta la vida de la pareja. Y los Equipos de Nuestra Señora ofrecen un medio para adquirirla" (Hacia la espiritualidad de la Familia. - Padre Manuel Iceta). La espiritualidad conyugal propuesta por el Movimiento consiste, pues, en el deseo de conocer y hacer la voluntad de Dios sobre la pareja y encarnarla en la vida diaria, tomando su fuerza en la gracia del Sacramento del Matrimonio.
LA MÍSTICA DE LOS EQUIPOS DE NUESTRA SEÑORA
La mística es el Espíritu que nos conduce a obrar según la voluntad de Dios, que “revela” lo que está oculto al espíritu humano, la orientación que hace de la vida un intento de comunión con Dios. La mística de los Equipos de Nuestra Señora es el espíritu que da sentido a las propuestas específicas, basadas sobre los valores cristianos esenciales para la vida en pareja, en equipo, en la Iglesia y se concreta en tres aspectos: Reunidos en nombre de Cristo, Ayuda mutua, Testimonio.
Reunidos en Nombre de Cristo
"En efecto, cuando dos o tres se reúnen en mi nombre, yo estoy en medio de ellos" (Mt. 18, 20)
Un equipo constituido por un grupo de parejas y un Consiliario Espiritual, es más que una comunidad humana, se reúne en nombre de Cristo, siendo así como el Espíritu se comunica a todos los miembros de los equipos. Cuando Jesús se apareció a los discípulos después de la resurrección, sus palabras les permitieron comprender las Escrituras y conocer su mensaje. De la misma manera,
Jesús está presente en nuestras reuniones. Reunidos en Su nombre, Su espíritu nutre nuestra fe y la engrandece.
La Ayuda Mutua
La ayuda mutua es uno de los pilares fundamentales de la Mística de los Equipos de Nuestra Señora. La ayuda mutua representa el nuevo mandamiento de Jesús; es la manera concreta de poner en práctica este mandamiento. Los miembros de un equipo tratan de satisfacer las cuatro exigencias del amor fraterno: dar, recibir, y lo que es más difícil, pedir, y saber rehusar.
La ayuda mutua se practica en diversos contextos: ayuda mutua conyugal, ayuda mutua en el camino de la santidad, ayuda mutua en la oración, ayuda mutua para profundizar en la fe, ayuda mutua en las diversas etapas del matrimonio. Las parejas de los Equipos de Nuestra Señora practican ampliamente la ayuda mutua tanto en el plano material como en el espiritual, siguiendo así la orientación de San Pablo:
"Ayudaos mutuamente a llevar vuestras cargas” (Gal. 6, 2)
La ayuda mutua conyugal
El matrimonio es una alianza que evoluciona desde los primeros instantes del “SÍ” hasta el último momento de regresar al Padre. Este camino de amor, de los esposos, se podrá vivir a lo largo de la vida si hace de la ayuda mutua conyugal una realidad cotidiana. De esta forma, cada uno, en el matrimonio, crecerá sacando el mayor provecho de las diferencias y de los aspectos complementarios de su pareja.
La ayuda mutua en el camino de la santidad
Las parejas que entran a los Equipos de Nuestra Señora desean: Tomar las vías que llevan a una unión más profunda con Dios; Buscar la santidad en y a través de su vida conyugal y familiar. Para vivir en mayor armonía con Dios y conocer su voluntad, las parejas casadas tienen necesidad de ajustar sus vidas al Evangelio. Para la mejor comprensión y puesta en práctica de la Palabra de Dios en su vida de pareja, y porque buscan juntos y en equipo lograr este objetivo, los miembros de los Equipos de Nuestra Señora se ayudan mutuamente en el camino que lleva al reino anunciado por Jesús.
La ayuda mutua a través de la oración
"Os aseguro también que, si dos de vosotros se ponen de acuerdo en la tierra para pedir algo, sea lo que fuere, lo conseguirán de mi Padre que está en los cielos" (Mt.18, 19)
Confortados con esta promesa de la presencia de Jesús en medio de ellos, los miembros de los Equipos de Nuestra Señora oran juntos los unos con los otros y también los unos por los otros, con alegría y confianza. Los Equipos de Nuestra Señora han escogido el Magníficat como plegaria común. Debe ser recitada diariamente en unión con todos los miembros del Movimiento y como oración de intercesión por todas las parejas del mundo. La ayuda mutua para profundizar en la fe Así como no puede haber vida cristiana sin fe viva, de la misma manera no puede haber fe viva y progresiva sin reflexión, ni meditación. En la práctica, muchas parejas cristianas renuncian a los esfuerzos necesarios para estudiar y meditar, ya sea porque no llegan a comprender su importancia o, porque les falta tiempo, guía o entrenamiento. Como resultado, su fe permanece inmadura y débil y el conocimiento de la voluntad de Dios y de las enseñanzas de la Iglesia perdura superficiales e incompletas.
En consecuencia, las parejas de un equipo tratan de profundizar sus conocimientos religiosos y buscan ese objetivo con la ayuda de un Consiliario Espiritual. La ayuda mutua en las diferentes etapas del matrimonio Las necesidades y aspiraciones de las parejas son diferentes según sus edades y los años de matrimonio. Las respuestas que ofrecen los Equipos de Nuestra Señora deben tener esto en cuenta. En los primeros años de matrimonio una pareja joven busca descubrir lo que implica el intercambio reciente de sus consentimientos. Estos matrimonios jóvenes tienen necesidad de “nacer” en una comunidad que los sostenga. Los Equipos de Nuestra Señora, pueden aportar el calor, el soporte y la ayuda de una gran familia. Más tarde, la vida pone a prueba el ideal del amor. Confrontados con las exigencias de la familia, de la vida profesional, de la inseguridad del empleo y de las tensiones de una sociedad cada vez más materialista, las parejas tienen necesidad, entonces, de un espacio de intercambio y de reflexión sobre los acontecimientos que los afectan. La comprensión y la experiencia del equipo permiten a la pareja compartir abiertamente y en confianza sus inquietudes y descubrimientos. Después, llegará el “otoño de la vida”, ese tiempo cada vez más largo de reencuentro de los dos. Este tiempo juntos puede ser el tiempo de la renovación, del progreso de sí mismo. Puede ser también el tiempo de ciertas dificultades y etapas difíciles (jubilación, enfermedad, muerte del cónyuge, etc.…). Es el momento para profundizar, en equipo, en la vida cristiana de la pareja, lo que va a enriquecer estos últimos años compartidos juntos.
El Testimonio
Los paganos se sorprendían con los primeros cristianos tal como aparece escrito en los Hechos de los Apóstoles (Hch 4, 32) “"La multitud de los creyentes no tenía sino un solo corazón y una sola alma”. Y los paganos decían al verlos: “Ved cómo se aman”. Los Equipos de Nuestra Señora están convencidos de que, tanto hoy como ayer, otras parejas se sentirían llamadas hacia Jesús y hacia el Sacramento del Matrimonio, si vieran el ejemplo de las parejas cristianas que se aman y se ayudan mutuamente en la búsqueda de Dios. En este espíritu, las parejas que buscan dar un sentido auténtico a su vida conyugal encontrarán en la fraternidad y en la ayuda mutua de los miembros de los equipos un recurso importante de soporte y de aliento. Como decía el Padre Caffarel, en 1950: “La vida cristiana integral no es solo adoración, alabanza, ascesis, esfuerzo de vida interior. Es también, servicio a Dios en el lugar donde vivimos: familia, profesión, padres, etc.…, de la misma manera las parejas se esfuerzan por aprender, a ejemplo de Cristo, a servir a Dios en medio del mundo”.